Como había prometido hace tiempo, ahora voy a seguir con mi “historietilla amorosa”, en lo que considero su capitulo más importante: Mi primer gran ¿gran? Amor.

Primeras borracheras y la única preocupación: el ¡que ponerse el famoso viernes! (si, no éramos la personificación de la sabiduría, madurez y desprendimiento, lo habrán notado). Así llego otro viernes, de esos tantos que recorrimos; pero este trajo algo especial (¿?) para mi al menos.
Con mi remerita de chiffon marrón y mi pollera corta incombinable que dejaba al descubierto mis nalgas de lechón navideño y mis patas de pollo – todavía me quiero matar cuando veo esa ropa-, me invito a bailar aquel muchacho con tonada cordobeza y varios litros de alcohol encima; Uff todo un príncipe de cuentos , yeah!!(Download ironía) que me preguntaba quichicientas veces si las chicas de mi edad eran tan simpáticas como yo – cosa que debo aclarar es que nunca trate tan mal a una persona como al cristiano ese, cuestión que denota cuan alcoholizado estaba ese hombre!- mientras mi amiga se franeleaba con el amigo de "Fito Nicolaides" (muchacho en cuestión).
Esa noche paso, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido- me permito plagiar al Gran Sabina- los días de escuela se sucedieron así como los viernes también.
De pronto una noche cualquiera a Belén le prestan el auto y eso solo podía significar: RECORRIDA (sentirnos grandes+girar por la ciudad+ver quienes iban a parar a villa cariño COF, COF!). Parada: Un pub. Personaje: El borracho con tonada cordobeza y cuerpo de morsa; quien no dándose por vencido ni aun vencido me pide el teléfono, a lo que respondí: Ehhh pediselo a “Milcaras”-haciendo por lo alto un símbolo a lo Susana Giménez-(breve reseña de milcaras: Amigo con el cual se franeleaba mi amiga al comienzo de la historia, por ese entonces nombrado novio (¿?) por ella misma); entiendan… era adolescente, no había descubierto que tan solo era una hormiga en el mundo, como lo se ahora, ademas de estar por la segunda semana de la dieta disociada sin dulces (…).
Trabajos prácticos, pruebas (que en ese tiempo eran taan difíciles y era sumamente injusto soportar la esclavizante tarea que pudiera darnos la profesora de Sociología cuando nos daba 2 hojas (ejem, ejem)), transcurrieron con mas glorias que penas.
Hasta que una tarde sonó el teléfono fijo, ese rayado, con teclas apretadas, sin que funcione la grabadora – todavía tengo el mismo- que una esperaba tan ansiosamente en el sillón de al lado, o el que preparaba una sorpresa que el celular ya no trae.
Si! Era Fito Nicolaides!!. El, su histeria, mis persecuciones y yo pudimos hablar sin que este presente el alcohol. Descubrí que tenia chispa, que me podía hacer reír como hace mucho no lo hacia y que la tonada era solo producto de la cerveza.
Fito vino a mi casa, soporto a mi madre mostrándole fotos de cuando era una pelota, soporto mis mates cuando me chorreaban los mocos de lo apestada que estaba, soportaba el no fumar (porque en ese momento yo no lo hacia y un poco porque me gusta hacer las cosas difíciles para los demás; hoy que fumo pienso que habrá sido una tortura), ), me miraba con cara de ciervo degollado…simplemente me enamoro.

De pronto la fría Desesperanza rompió su cobertura de “helado Epa es mío de Frigor” y mostró la crema que hay dentro…
Durante cuatro años (tal vez menos, tal vez mas) ese borracho de ojos maravillosos y cuerpo de morsa toco esa salsa de chocolate que después de mucha paciencia se encuentra cuando el helado esta congelado.
Fueron años maravillosos con un increíble tinte de colores inimaginables…todos menos el rosa puro, y que como todo culebron mexicano debía tener su tragi-final. Terminamos casi matándonos, ja; el casi con mi llavero incrustado en su cabeza- los que conocen mi llavero sabrán la magnitud de la cuestión- y yo con el corazón en la mano, reseco y sin crema

Muchas veces nos cruzamos, él teniendo una vida muy diferente a la mía. Me costo mucho entender cuan extraños podemos ser después de terminar una relación y es un click que tarde en hacer (siempre fui medio lenta para este tipo de cosas), la diferencia es que supe diferenciar el ayer, que fue muy feliz, del hoy que todavía construyo (Dios, apelé a la honestidad brutal).
En fin y al fin! Espero no haya resultado denso, fue “re-escrito con el alma”- explico el re-escrito es porque la nona en uno de sus ataques de pubertad tardía, cerro bruscamente su puerta como la

Desde el país de nunca jamás Desesperanza Kahlo (Buscando efervescentes después de tanto locro patriótico)